jueves, 3 de junio de 2010

El pasado pasó, pero no desapareció

Un osito panda orinado, con ojos de botón esmeralda, bufanda improvisada para sostener la cabeza de su cuerpo, nariz cosida desde cero (hilo negro). Guerras de G.I. Joe's contra un hermano mañoso que al verse casi derrotado, alzaba a Flint verde fosforecente, quien mandaba un cohetillo miniatura alegando que era una bomba nuclear, y por supuesto, como buen hermano menor, yo aceptaba mi pérdida y prendía mi huída a través del pasillo de la casa. Colección de canicas: taponas, balines, perlas, blancas, de colores y transparentes; acompañanadas de uñas negras por jugar -círculo-, chócolas, o caño. Upperdeck y demás marcas de tarjetas de básket (112 David Robinson's), que me inspiro a jugarlo por más de 8 años. Cortes de pelo como wacal en Bom-Bín con los gemelos (una vez me descubrieron liendres). Escapadas al Río Virilla y a los cafetales en los recreos del Castella, ignorando la potencial presencia de secuestradores o violadores. La templazón de jugar botellita. --Supercolores, la pulpería del chino que me vio crecer (paga ya, uté debe mucha pata). Las mejengas interminables de football, bajo el sol, lluvia, barro, piedras o cualquier otro "obstáculo". La vecina brasileña que digo yo que samueliábamos. Las casas para lagartijas: dos cajas de cartón gigantes y todo un ecositema para ellas. La Penthouse que descubrió mi mamá detrás de un cuadro en mi cuarto. Los "toquemos timbres y salgamos corriendo", la vecina que nos agarró tocando timbres antes de que pudiéramos salir corriendo. El conejo que le enseñó a brincar a Bongo, que se comió la mitad de mi cuarto y que huyó como un cobarde. El kuilo que se monchó el perro de mi tía (pobrecitos, pensábamos que se había salvado, hasta que vimos la patita tirada en el zacate). Los compas del alma. Mi infancia.

A veces es bueno recordar quienes fuimos para saber si nos gusta quienes somos ahora (en especial los publicistas).

sábado, 1 de mayo de 2010

Soy todo lo que ustedes quieran que sea

Soy egoísta, soy egocéntrico, soy inseguro y poco correcto. Soy absurdo “made in Japan”. Soy ofensivo y mongolo, inconstante y contradictorio. Soy el hazme reír de la cuadra, el petróleo en el agua. Soy fusilero, soy un truchero, soy un rajón con mis premios. Soy poco profesional, carezco de mérito, soy el cobarde que se esconde en el medio. Soy un patán, un sin vergüenza, un inadaptado que se cayó de la cuerda. Soy pecador, soy un bombeta, soy maricón y encima una teta. En tu cara tu amigo, a tu espalda enemigo, soy pedante y soy frío. Caradura, inmaduro, problema seguro. Soy todo lo que ustedes quieran que sea, y cuando al fin me ignoren, espero que ya no me vean como el espejo de sus frustraciones y de todos sus problemas.

martes, 20 de abril de 2010

Holocausto lento y silencioso

Hoy, justo después de un ataque de estrés, me pregunté "¿Cuántos publicistas tomarán Paxil, Estilo, o cualquier otro tranquilizante o sedante?". Por lo menos, en pastillitas de Estilo la estadística crece, cada día hay más sobres de pastillitas moradas -diacuatro- en las mesas de las agencias, es como una especie de droga aburrida: porque el vicio es "dormirse". Y es cierto, muchos publicistas no nos podemos dormir, y para peores, "estar despiertos" equivale a estar estresados, entonces, mejor echémonos alguito pa' conciliats. Yo antes dormía como un bebé narcoléptico pero hace un tiempo que me agarró la chiripiorca y no lo logro, y -JUACATELAS- 2 pastillitas de Estilo por noche; tanto así, que hace dos noches parecía Gollum Piedrero, desesperado, buscando el sobrecillo en el bulto, hasta que lo encontré, dilaté el esofago y me las tiré de un solo en la jeta.

Así es, así es. Nos estamos matando despacito y la caja registradora sigue imprimiendo montos.

PD: (las pastillitas de Estilo sí funcionan, al chile)

jueves, 15 de abril de 2010

¿Y qué me dejo yo?

Creo que a Jordan no le hubiera gustado ser MVP y que su trofeo se lo dejen los Bulls. O imagínense a Messi ganando el botín de oro y después ver su trofeo en una vitrinita del Camp Nou. Una muestra más de la falta de personalidad de nuestro gremio y de quienes lo integramos. Todos nos cegamos por ganar premios, y si nos toca la suerte, nos levantamos con actitud "humilde", dándole campo a nuestros compañeros para que suban primero las gradas, luego soltamos la risa Colgate, nos abrazamos como koalas bebés, posamos disimuladamente para la foto como quien no quiere la cosa y bajamos con el trofeillo en la mano, trofeo que después queda de pisapapeles en la agencia "x" para la cual trabajamos, y al siguiente año, el ciclo se repite. Yo creo que todo esto es una conspiración macabra, jiji, sí, yo creo que no quieren darnos el crédito y aceptar que una agencia es la gente que está detrás, porque eso significa que si nos movemos, esa agencia se queda sin premios y punto y aparte.

¿Por qué hablo de esto? Bueno, porque hubo una época en la vida en la que no me presionaban para ganar nada, si ganaba era la consecuencia y la materialización de mi sana vida laboral, eran mis risas y mi vida expresadas publicitariamente, no era nada más que eso. Y conforme he ido madurando en el medio, siento esa necesidad de terceros para que gane aunque sea el "Moco de Oro" y yo digo: diay, si lo quieren tanto, ganénselo ustedes y déjenme a mí trabajar, o mejor aún, invéntense un concurso que se llame el "El Gerente de Oro" y le ponen bonito.

Srs redactores, srs directores de arte, srs etc, somos putos, pero putos brutos, porque nos cogen, no nos pagan y además nos enamoran, y seamos honestos, una puta de verdad no se enamora tan fácil de su cliente. Yo de verdad no sé qué es peor: si el ejército de USA o los ejércitos de cada agencia, que andan en la calle defendiendo a su "país", matando las ideas de los demás, peleando sin razón como muñecos de ventrílocuos, mientras los ventrílocuos deciden dónde ponernos la siguiente cuerda.

Pero bueno, sigan trabajando duro por los pisapapeles de sus agencias, que yo me voy a concentrar de nuevo en la parte en negrita de arriba, después de todo, me quedan unas cuantas historias que contar, esa es mi única satisfacción, eso me dejo yo.






miércoles, 10 de febrero de 2010

Buscando en el clóset

No hay nada peor que abrir el clóset y encontrar todo menos lo que andás buscando (bueno sí hay cosas peores como el hambre y la pobreza, perdón). El asunto es que a mí me entra como una especie de chiripiorca y entonces, yo no sé cómo, agarro TODO y lo tiro al suelo y empiezo a buscar y a buscar y a buscar, y dentro de esa búsqueda me doy cuenta que hay cosas que me gustaban pero ya no tanto, me doy cuenta que necesito "calzonillos" nuevos (así les decía yo de carajillo), me doy cuenta que hay medias que no tienen par, en fin me doy cuenta de muchas cosas, finalmente si encuentro lo que buscaba me lo pongo, si no, voy y lo busco en otro lado. Pero el clóset ya está ordenado.

Y para mí hay que hacer lo mismo con la creatividad, abrir el clóset y empezar a buscar. De pronto te das cuenta que hay cosas que hiciste pero que ya no te motivan, te das cuenta que necesitás ropa nueva, nuevo combustible, te das cuentas que necesitás un cambio. Y al final si encontrás lo que buscabas te lo ponés, si no, vas y lo buscás en otro lado. Pero el clóset ya está ordenado.

Y hablo de ésto porque muchas veces nosotros, los publicistas, pensamos que con un método, cualquiera que sea, nos alcanza para tener ideas de por vida.

A mi me da risa esa gente que escribe libros de "Cómo hacerse millonario", creo que la personas los escriben para venderlos y hacerse millonarias, además, si un libro de ésos funcionara, no existirían tantos. Me pasa lo mismo con los métodos, si uno funcionara todas las agencias lo utilizarían.

Entonces, mi conclusión es que no existe un método para hacer buena creatividad, existen métodos para definir estrategias, para aclarar el camino, punto. Y si existiera ese método entonces todos ganaríamos Cannes, todas las agencias serían agencia del año, y todos ganaríamos muchos platita. La creatividad es innovación y siguiendo un método no podés innovar, claro ejemplo son "los fusiles" un montón de anuncios que se parecen, no porque hayan sido copiados, sino porque fueron generados con un método, que le permite a mucha gente llegar al mismo punto, pero hay otros que son incopiables, que los ves y decís "mae, que hijueptas estos maes, como pensaron eso", esa es la creatividad pura, esa es la creatividad realizada por personas que abrieron su clóset y empezaron a buscar.

Para mí eso es la creatividad: una continua búsqueda. Y si no nos gusta buscar, no somos creativos, y si no somos creativos, entonces no tratemos de maquillarnos.

lunes, 8 de febrero de 2010

No te lo tomés tan en serio

Qué divertido el día en que me di cuenta que el trabajo que yo hago todos los días de mi existencia es, posiblemente, el que más le importa un pito a la gente.

Sí, soy publicista.

Y sufro mucho como publicista; por ejemplo, mi mamá, que es la persona que más me ama en la vida, entiende perfectamente que un arquitecto diseña espacios, que un zapatero arregla zapatos, que un pescador...pesca, pero no ha terminado de enteder qué rayos hago yo, y cuando más o menos le trato de explicar, frunce el ceño y reclama “¡Pero cómo es posible que no les paguen horas extras! ¡Qué bárbaros!”, y no la culpo, mi mamá es administradora.

Y es irónico, porque nosotros los publicistas nos encargamos de destruir nuestra propia credibilidad ante la gente que medio entiende qué es lo que hacemos: los clientes.

Yo el otro día fui donde la dentista con la mitad de la cara inflamada y le dije “Doc, me duele acá”, y ella me examinó y me respondió “diay, guevón, si tenés la cordal encarnada, tenés que tomar antibióticos”, yo no vacilé, y corrí como loco a la farmacia por los benditos antibióticos, 3 horas más tarde ya no tenía elefantiasis facial. ¿Qué pasa en publicidad? El cliente tiene un problema, y en la mayoría de los casos es él mismo quien decide si necesita antibióticos o no. 2 años más tarde se cambia de agencia porque perdió la mitad de la dentadura. Y la solución de nosostros los publicistas es “Maes, saquemos rápido el día a día para hacer propuestas para ganar un Cannes, o peor aún, para ganar un Volcán” (para los que no son publicistas, Cannes y Volcán son premios publicitarios).

Así es, aparentemente somos felices “apagando fuegos”, “aplanchando varas” y “no complicándonos” porque al final del día, tenemos un salario que nos permite ir a tomar guaro, ligar y hablar mal de lo que hacemos porque claramente, siempre el culpable es otro, comprarnos una cámara que nos permita decir que “sabemos” tomar fotos (retocadas posteriormente en photoshop, por supuesto), tener un iphone, una navecita, ropa loca para justificar socialmente que somos creativos, un Cannes (bueno solo un par se lo han ganado en el país) y por supuesto, 700 Volcanes (que son como agarrar confetti en el avenidazo).

Y no sólo somos anónimos, irrespetados y mediocres, también somos inseguros y paranóicos, con solo decir que las frases más utilizadas antes de hacer una creatividad son “que pasa si”, “ésto es una estupidez”, “no es ésto, pero...”. Yo le doy gracias a Dios de que el cliente no está en los peloteos escuchándonos, porque de una nos pega una patada en el culo y se va a hacer la creatividad con la esposa y con sus hijos.

Pero suave, ojo al Cristo, siempre hay excepciones, tampoco hay que ser tan negativo, porque sí existen publicistas profesionales, aunque usted...no lo crea. Sí, es una pequeña tribu (y no hablo de la agencia), que piensa que hacer cosas buenas, inteligentes, impactantes y diferentes es parte de su trabajo diario; esa tribu no anda perifoneando un brete invisible, ni tampoco se va a EPA los fines de semana a comprar el serrucho, no, esa tribu come calla’a, camina por los costados, es medidora, es sigilosa, y “PUM”, pega duro mientras los demás nos terminamos de cambiar las mantillas.

Esa es la realidad de nosotros, los pobres publicistas mártires. Pero como me dijo una vez una amiga: “Maynard, no te lo tomés tan en serio”. Y eso hago, no me lo tomo tan en serio.